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mujeres de las naciones acerca de las cuales el Señor había prevenido a los israelitas: “No se unan a ellas ni ellas a ustedes, porque seguramente desviarán su corazón tras sus dioses”. Pero Salomón, con sus amores, se unió a ellas y tuvo setecientas esposas de sangre real y trescientas concubinas, que desviaron su corazón. Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses y ya no perteneció íntegramente al Señor, como el corazón de su padre David.

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